MADRID, 3 Jun. (EDIZIONES) -
Nos acercamos al verano y el calor empieza a apretar por el aumento de las temperaturas. El agua es un nutriente esencial que cumple importantes funciones en el organismo, como el transporte de nutrientes, la eliminación de productos de desecho o la regulación de la temperatura, y posee cualidades estructurales y lubricantes.
Pese a que cada vez hay más concienciación, aún falta conciencia sobre la población de la importancia de que el organismo mantenga en niveles adecuados su balance hídrico. Éste proceso fisiológico consiste, según explica la doctora Ana Bellón, en el equilibrio adecuado entre el líquido que ingerimos y el que perdemos.
Sin llegar a casos extremos, necesitamos hidratarnos, y lo mejor es el agua. Por ello, repasamos con la doctora Bellón 12 curiosidades de la hidratación con agua.
1. La cantidad de líquido diario recomendada por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (AESAN) son entre dos y tres litros al día.
2. El agua no engorda. Cumple sus funciones orgánicas; participa en los procesos fisiológicos de la digestión, absorción y eliminación de desechos. Pero este trabajo diario no implica almacenaje. Se elimina por el sudor, la orina y otros desechos.
3. Es bueno tomar agua al levantarnos, puesto que contribuye a aliviar el estreñimiento.
4. No se recomienda beber mucho antes de dormir, para evitar tener que levantarnos varias veces al baño, sobre todo las personas mayores.
5. Antes y durante de las comidas el agua suele saciar. Lo recomendado depende de ti. Si no quieres adelgazar, un vaso y medio con ambos platos estará bien.
6. No existe una ingestión máxima tolerable. Depende de cada persona y sus circunstancias: peso, estatura y actividad, sobre todo. Los deportistas necesitarán mucha más. Pero, cuidado con pasar de los cuatro o cinco litros. Podemos perjudicar la función renal. Si sobrepasamos esa cifra con creces podríamos entrar en un trastorno psicológico llamado potomanía.
7. Bebés, deportistas y ancianos están exentos de la norma general en cuanto a los líquidos. Los niños porque no suelen identificar al principio la sensación de sed con la necesidad de agua y debe ser el adulto el encargado de vigilar la ingesta. Los deportistas por lo arriba citado y los mayores porque a partir de los 60 disminuye la sensación de sed, aunque no la obligación de mantenerse hidratado.
8. El líquido también se obtiene a través de los alimentos, en especial de las frutas y verduras. La sandía y la pera son frutas con mucha agua y el apio es una de las verduras más hidratantes.
9. El agua presente en el cuerpo supone entre el 55% y el 60% del peso corporal. Cuando nacemos la proporción es del 75% y en la edad adulta se acerca más al 60%. Como el cuerpo no almacena esa agua, las pérdidas de la misma deben ser restituidas.
10. La sed puede aparecer con sólo una pérdida del 2% de peso líquido corporal. Cesa muy rápido, casi inmediatamente, al beber. Cuando está en el estómago, incluso, antes, en la lengua, manda una señal de rehidratación al cerebro, anticipándose a su dilución en la sangre.
11. Cuatro factores modifican la necesidad de líquidos: la edad, la temperatura, la función renal y el consumo de fármacos.
12. El agua total ingerida como tal supone un 28%, idéntica cantidad procede de los alimentos y el 44% de otras bebidas.